Hay muchas personas a las que les resulta muy difícil expresar sus sentimientos, lo cual repercute en su vida social. También hay personas a las que les resulta difícil ponerse en el lugar del otro, que suele generarles problemas de comunicación. Cuando nos referimos a una persona que expresa sus sentimientos con claridad y además tiene empatía para ponerse en la piel de otra persona, decimos que tiene inteligencia emocional, y en este post vamos a hablar sobre la importancia de la inteligencia emocional en medicina.
¿Sería útil aplicar los mejores cuidados al paciente basados en evidencias científicas, en estudios de medicina…si no sabemos ponernos en el lugar del otro? ¿Un profesional sanitario que no es capaz de escucharse a sí mismo, de proteger su integridad con un trato cercano y amable puede ofrecer cuidados de calidad a sus pacientes?
La inteligencia emocional en medicina es algo tan sencillo como saber llevar todas nuestras emociones y sentimientos en las diferentes situaciones que nos brinda la vida. Es saber expresarnos de una manera satisfactoria, sin miedo y pudiendo asimilarlo de los demás, aportando así un equilibrio a nivel mental.
Inteligencia emocional desde la cuna
La inteligencia emocional está presente en nuestras vidas desde que nacemos y empezamos a expresar nuestras necesidades mostrando nuestras emociones. Así, cuando un bebé tiene hambre, llora, o cuando una cara le resulta graciosa, sonríe. Según vamos creciendo ,estos sentimientos van aflorando y tomando protagonismo en nuestra propia persona, lo que hace que se forme nuestro carácter y personalidad y ahí es cuando ya no somos tan insignificantes.
Si logramos crear una estructura equilibrada de nuestras emociones, conseguiremos ser más prudentes, más felices y menos irritativos e impulsivos. Por ello, el fomento de la inteligencia emocional en medicina es verdaderamente una poderosa ayuda para el desempeño del trabajo diario del profesional sanitario.
La inteligencia emocional en medicina
Recientes investigaciones han puesto de manifiesto la existencia de una relación positiva entre la inteligencia emocional, el bienestar y la salud, evidenciando correlaciones existentes entre los beneficios que aporta el desarrollo de la inteligencia emocional y la salud. Trabajar en el ámbito sanitario implica un importante desgaste tanto emocional como físico. Desgaste que se traduce, en la mayoría de las ocasiones, en una menor implicación en el trabajo, en un incremento de la irritabilidad y pérdida de motivación con la consecuente repercusión en el desempeño de su profesión. Por ello, se hace necesario que el personal sanitario consiga intervenir de la forma más adecuada ante determinados factores estresantes, lo que supone una gran ayuda en el cumplimiento de sus objetivos o para evitar peligros que pondrían en riesgo su integridad física o psicológica; además el adecuado afrontamiento al estrés ayuda a experimentar sentimientos como autorrealización, progreso y mayor bienestar.
Si aplicamos la inteligencia emocional en medicina haremos a nuestros pacientes quedarse siempre con todo lo positivo que nos proporciona la vida y tomarse todo aquello que les hace entristecer para hacerse más fuerte y crecer como personas y como seres sociales.
Y finalizamos este artículo remarcando la importancia de la sonrisa, un profesional sanitario que recibe a sus pacientes con sonrisa, transmite armonía, un entorno afectuoso y un clima de escucha activa.
La inteligencia emocional en medicina o aplicada en cualquier otro aspecto de nuestra vida diaria nos ayudará a nosotros a afrontar los problemas que surjan al mismo tiempo que ayudaremos a los que nos rodean afrontando las vicisitudes con mayor tranquilidad y control sobre la situación.
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