Autores: María Estela Galilea Gorostiaga, Alberto Rando Caño.
La simulación clínica, es quizás la actividad formativa que más aproxima al profesional a un entorno de decisión real. A través de ella el alumno participa de forma segura y sin exponer al paciente a ningún riesgo, en situaciones similares a la realidad asistencial del día a día, y ante las que debe tomar decisiones de actuación.
Sin duda, uno de los pilares fundamentales de la simulación, es el análisis critico de la actuación realizada, y la identificación de acciones de mejora que de forma posterior se puedan trasladar al día a día profesional. En los últimos años hemos asistido a un gran desarrollo de este tipo de actividades. Pero cuenta con el inconveniente de su alto coste, la necesidad de contar con unas instalaciones adecuadas, y la necesidad de poder contar profesionales muy bien formados para una adecuada conducción de las mismas. La realidad, es que habitualmente la satisfacción de los profesionales que participan en una actividad de este tipo esta mas relacionada con la calidad del conductor, que con la de los recursos matariles empleadas para el desarrollo de la misma. Y obviamente, todo ello limita su expansión fuera del mundo pregrado, donde su presencia cada vez es mayor. Aunque también es cierto que la simulación está cada vez más presente en los centros sanitarios, siendo su ejemplo mas habitual las actividades de soporte vital avanzado.
No obstante, vivimos tiempos de cambio. Desde el inicio de la pandemia, la formación continuada presencial se ha visto interrumpida, produciendo un enorme desarrollo y aceptación de las tecnologías y alternativas formativas. La formación virtual ha entrado de lleno en el día a día de los profesionales sanitarios. Y muchas veces lo ha hecho de mano de los mas pequeños de casa. Pero la realidad, es que la formación virtual a dia de hoy no es ajena a ninguna enfermera. Y posiblemente, cuando nuestras vidas vuelvan a su completa normalidad, siga siendo la modalidad de elección de los profesionales.
Y en este contexto, la simulación clínica no va a seguir un camino diferente. En la simulación virtual, a diferencia de la presencial, el profesional no puede participar en las escenas. Pero si aplicar toda su experiencia y conocimiento, enfrentándose a situaciones de toma de decisión clínica, o evaluando escenas que se le muestran. O dicho de otra forma, realizando un debriefing muy similar al que se desarrollaría en un formato presencial.
Por otro lado, estas simulaciones virtuales, son al mismo tiempo un material docente de gran valor para la realización de actividades formativas presenciales o virtuales sincrónicas. Sustituyendo en este caso las escenas de la simulación, al tradicional y habitualmente malogrado role playing. A través de estas actividades podemos evaluar nuestro día a día, realizando un análisis constructivo, y siendo la base fundamental de la mejora de nuestros cuidados.